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Despidiéndose de mi amor

Capítulo 109
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apítulo 01099 Silvia cendierecasasdedeiviaiana y charlaron animadamente durante mucho tiempoco.

El tiempo avanzózcorograrára pipedez, asi que tomó un coche de regreso a la villa Oasis: Nolqueria queuestecarese preocupara demasiado, así que le pidió a Vivianar queunonle locantara sobre Juan ni sobre su actual residencia en la villa Oasis concert shotamento.

En realidad, Oscar ya habibotodiodou aletgo estaba muy mal con mama hoy, pere considerómo prenenuatierledenastado: Planeaba mejor sacarle información de Viviananene privado.

En la villa Oasis.

Juregreso de la oficinama las cinco de la tatarde.

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Estaba sentado en el sofá de la sala de eststacorona caja de regalo delicada sobre la mesa de café.

Ebretot de pared de estilo europeo marcocia ladtorerensese momento. Las manecillas se colocaron a las 10 Erary las 10 y preciso Silvia aún no regresababa.

dcnunca habia esperado tanto a alguien, sestrorda la laocoritatas aaotritacióncy frunció, el ceño. Él tomo la caja decrepatolooconusu hondade lica day alargada, revisandola una y otra vez pasarasasegurarse elecqueeslicomtenido en realidad le agradara a asasmujerey, lyhenia la Gauravde nuevo.

dspuéside media bora más, Juestaba aún más notestol SeSe levarddatode baja sobre la mesa y se dispusosa buscarar SiSilvia eda de aedrede regreso.

lesercomsatoormento, se escucho el sonido de la puertata +25 BONUS abriéndose. Jumiró directo hacia la entrada y a Silvia entrando con un vestido largo de color corinto y tacones altos. Se encontraron con la mirada, y por un breve momento ninguno de los dos dijo nada en lo absoluto.

Silvia fue la primera en romper el silencio: -¿Aún estás despierto? No solo estaba despierto, tampoco había cenado.

Jutenía un verdadero lío en la cabeza: -¿Dónde has estado? ¿Por qué regresas tan tarde? -Ah, fui a cenar a casa de una amiga -Silvia se cambió rápidamente a un par de pantuflas y continuó su camino hacia arriba, rumbo a su habitación.

Le sorprendió que le hiciera esa pregunta innecesaria, ¿su gente no la estaba siguiendo todo el rato? Juya no pudo aguantar más y bloqueó de inmediato el camino de ella con su imponente figura.

-¿Nopreguntas a dónde fui hoy? ¿Qué hice? ¿Qué más podrías hacer, no fuiste a trabajar? Jusolía trabajar durante los fines de semana y días festivos, por lo que ella nunca tenía que preguntárselo. Silvia estaba un poco confundida, ¿qué le pasaba? Al encontrarse con los ojos claros de la mujer, Juno sabía por qué, quería enojarse, pero en realidad no podía hacerlo. Se acercó a ella y le entregó la caja de regalo que tenía en la mano.

-Un cliente de la empresalo regaló.

Silvia miró el regalo en su mano, quedándose atónita por un breve momento, pero no lo tomó.

Anteriormente, cada vez que Jucometía un error, solía darle algo.

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+25 BONUS que le habían regalado en la empresa para calmarla.

Jill

Una vez, los hombres de David la empujaron a una piscina, casi se ahoga, por lo tanto, sufrió, dañiò en píddsly easie perdió la audición.

Finalmente, él le regaló un collar y le dijo: -Si no vas a esos lugares, no te pasará nada. En ese entonces, fue la primera vez que Silvia recibió un regalo de Julio. Ella estuvo feliz durante muchisimo tiempo... Más tarde, cada vez que ella resultaba herida, él le daba un regalo para calmarla.

Y sus amigos, frente a él, decían: -Una mujer como ella se contenta con tan solo unos cuantos regalos valiosos. Ella no es diferente a su madre, ambas valoraban el dinero sobre todas las cosas.

En ese momento, ella lo escuchó y le devolvió todos los regalos que Jule habia dado anteriormente. Ese día, Jula agarro con fuerza del brazo, muy molesto: -¿Qué estás haciendo? ¡Si no los quieres, no los tendrás más!

Desde entonces, Jurealmente dejó de hacer incluso el mínimo gesto ellam superficial. No importaba sî ella resultaba herida o insultada, él no le decía absolutamente ni una sola palabra de consuelo ni le daba más regalos. Recientemente, con el contacto que había tenido con Julio, los recuerdos pasados llegaron como un fuerte torrente de agua, abrumándola. No importaba en realidad, cuánto tratara de olvidar la verdad no podia lograrlo. Silvia regresó de nuevo a sus pensamientos: -No lo quiero.

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